Con una cierta frecuencia, Steve Blank, uno de los que podríamos considerar padres del movimiento Lean Startup junto a Eric Ries y a Alex Osterwalder, publica artículos en Harvard Business Review en los que hace una revisión del movimiento y analiza su estado puntual.
Hace unos años, en 2013, publicó un artículo titulado «Why the Lean Start-Up Changes Everything» en el que explicaba los conceptos de un fenómeno muy popular ya por aquel entonces en la comunidad start-up, pero quizás no tan conocido a nivel directivo en grandes empresas. Ahora, cinco años después, publica «NewTV Is the Antithesis of a Lean Startup. Can It Work?«, del que hace una versión en su propio blog que titula provocativamente «Is the Lean Startup Dead?«. El artículo tiene origen en el caso de la empresa NewTV que, sin disponer aun de productos ni de clientes ni haber hecho testeo de mercado alguno, ha recibido ya casi 2.000 millones de dólares en financiación.
Si esto es así, si los inversores están dispuestos a una empresa que casi podríamos decir que no existe, contradiciendo de raíz todos los principios de Lean Startup y del Desarrollo de Clientes como metodologías básicas, Steve Blank reflexiona sobre si no habría que replantear el concepto de Lean y si quizás, incluso, pueda estar acabado el mismo.
Parece, por lo que cuenta en su artículo, que en 2018, al menos en EE.UU., el dinero está fluyendo a manos llenas desde los inversores hacia nuevas compañías, especialmente hacia aquellas orientadas a algunos de las tecnologías más de moda: blockchain, smart, bio, etc. Al igual que pasó en la época de las .com a finales del siglo pasado, este dinero fluye sin exigencia de testeo de mercado, sin tener un PMV desarrollado. Basado en aspectos como el histórico de los fundadores o la sensación de poder estar frente al próximo unicornio.
Acaba el artículo comentando que, en efecto, cuando se de esta situación, las startups con posibilidad de obtener grandes inyecciones de capital deben ir a por el mismo y seguir estrategias de dominar el mercado, aun a costa de cometer errores significativos. Y que la cantidad dedicada al descubrimiento de clientes y a buscar el ajuste producto-mercado debe ser inversamente proporcional a la cantidad de capital disponible.
Conclusiones para nosotros en España/Europa: aunque con algo más de alegría que hace unos años, no parece que la situación de flujos ilimitados de capital riego hacia las startups se esté dando. Por tanto, sigamos aplicando el sentido común. Orden, buena letra, gastos razonables, testeo constante para entender si la idea tiene sentido y monitorización de mercados y competencia constantes. En resumen, sigamos abrazando los conceptos de Lean Startup.
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