Recientemente se ha lanzado “El Periódico del Emprendedor”, autodenominado como el primer periódico online para emprendedores. Resulta muy cómodo de utilizar porque, sobre todo, centraliza diariamente en un solo lugar todas las noticias referentes a este ámbito, por lo que entiendo que acabará convirtiéndose en un referente nacional.
Dentro del periódico, además de la sección de noticias, han querido abrir un hueco para contribuciones de los investigadores en el ámbito del emprendimiento. Esta sección la coordina mi compañera Rosa Batista y, para el primer número del periódico me pidió que escribiera un pequeño artículo. El artículo que preparé se llama “Las metodologías lean vuelven a su origen”. Este es su contenido:
Hoy en día, en el sector del emprendimiento es habitual el uso de términos como el lienzo del modelo de negocios, la filosofía lean startup, el producto mínimo viable, o el desarrollo de clientes. Aunque en algún caso se dé el error de confundir el fin con el medio (“lo importante es dibujar en lienzo de mi empresa” en vez de “lo importante es usar el lienzo para poder explicitar mi modelo de negocio y poder discutir acerca de él”), en general podemos afirmar que este tipo de metodologías y herramientas han ayudado a traer un soplo de aire fresco y un dinamismo sin precedentes al sector.
El uso de estas herramientas ha sido muy habitual por parte de las empresas y por parte de estudiantes de posgrado en el proceso de búsqueda de un modelo de negocio repetible y escalable. En la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria las hemos incorporado de lleno en los últimos años en los cursos de creación de empresas en niveles de grado, con estudiantes de tercer y cuarto curso de ingenierías (Informática, Telecomunicaciones e Industriales). Aunque empezamos a utilizar de forma específica algunas de las herramientas hace ya algunos años, ha sido en los últimos 2 ó 3 cuando hemos impartido cursos basados totalmente en las mismas. Muy brevemente, me gustaría comentar en este artículo algunas de las conclusiones de la experiencia durante estos años.
En primer lugar, indicar que las metodologías han encajado muy bien con los estudiantes de ingeniería. Para ellos, conceptos como el desarrollo ágil de productos o las metodologías SCRUM son conocidos y habituales, y obviamente, las filosofías lean encajan perfectamente en estos conocimientos, permitiéndoles alinear los conocimientos técnicos con los conocimientos empresariales. De ahí el título del artículo, ya que podemos decir que muchos de los contenidos que dan lugar a las filosofías lean se originan en el ámbito de las ingenierías y el intento por minimizar el desperdicio en todas las fases productivas.
Además, el desarrollo de un curso completo utilizando estos principios permite que los estudiantes dispongan de una metodología muy útil en el proceso de lanzamiento de una compañía (que puede ser que cuando finalicen sus estudios quieran llevar a cabo o no), pero que también les servirá en el desarrollo y puesta en marcha de productos (software, dispositivos, nuevos procesos, etc.), cuestión que seguro que tendrán que llevar a cabo durante su carrera profesional, creen una empresa o no.
La metodología de desarrollo de clientes (customer development) es quizás la herramienta más valiosa de todo el pack. Los estudiantes están acostumbrados a tratar de imitar entornos reales, incluso a buscar lugares en los cuales una aplicación o un producto que van a desarrollar pueda utilizarse, a realizar entrevistas con potenciales usuarios. Pero históricamente, la idea siempre había sido hablar con el usuario para refinar los requerimientos de un proyecto ya definido y que se iba a desarrollar con toda seguridad, fuera en una práctica o fuera en la realidad.
El gran cambio que se produce ahora al aplicar esta metodología es que la existencia misma del modelo de negocio, la continuidad o no de la idea, depende de los clientes. El estudiante se ve forzado a hablar cara a cara con los que potencialmente pueden apreciar su producto. El requerimiento de que la idea despierte en el cliente verdadera ilusión y ansia por tener el producto supone un elevado nivel de exigencia. Este proceso ayuda a que los estudiantes entiendan claramente que la puesta en marcha de una idea tiene menos que ver con el producto y mucho más con el cliente, y que un buen producto realizado según todos los mejores estándares de la ingeniería no tiene garantizado su éxito en el mercado.
Por otro lado, a los estudiantes les resulta motivante saber que están utilizando metodologías, conceptos y terminología que se están empleando en todos los ecosistemas de emprendimiento del mundo, ayudándoles en el proceso de conexión global que saben que tendrán que afrontar. En este sentido, el artículo de Steve Blank en la Harvard Business Review de Mayo de 2013 fue un importante espaldarazo al proceso.
Igualmente, la necesidad de acceder a personas que parecerían inalcanzables hace que los estudiantes entiendan el poder de las redes digitales actuales para ponernos en contacto con la persona que necesitemos. En general, los estudiantes de las clases que he impartido han tenido la suerte de encontrar siempre una excelente disponibilidad por parte de las personas con las que han contactado.
También hay que reconocer algunas carencias y/o detalles a tener en cuenta. Quizás la principal sea la ya comentada al principio del artículo, que el estudiante no confunda el medio con el fin. Es decir, que no crea que pintando el lienzo y sus componentes su trabajo ha terminado y que el negocio funcionará sin pestañear.
En resumen, la filosofía lean startup, el desarrollo de clientes, el lienzo del modelo, el design thinking son un conjunto de herramientas y metodologías que encajan muy bien en los cursos de emprendimiento en las ingenierías universitarias y ayudan al estudiante a abrir sus perspectivas mentales, al tiempo que resitúan mucho de lo que vieron en otras asignaturas de la carrera.
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